Tuesday, April 08, 2008

El Tibet y el Lama

Por Jorge E. González Ayala

Una de las causas “políticamente correctas” que han abrigado en las últimas décadas las malas conciencias del primer mundo y los séquitos del new age, es la defensa del Tibet y su Dalai Lama. Ahora que arrecian las protestas contra la China comunista por la proximidad de los juegos olímpicos cabe señalar algunas cosas sobre el budismo y el Dalai Lama. Efectivamente, el pueblo tibetano vive bajo el yugo de una dictadura extranjera, salvaje e inhumana. Pero saben una cosa, los Lamas eran iguales o peores. Sostenían una dictadura teocrática, con en demérito de esa perversa característica de subyugar a una población en nombre de creencias religiosas. Así, cada monje Lama era considerado con el valor de su peso en oro, mientras al resto de la población le tocaba trabajar y obedecer. Los Lamas vivían a todísima madre en sus monasterios, orando, rezando, y obviamente sin trabajar. No hay que ser marxista para adivinar de dónde provenía la fuerza de trabajo para mantener a estos vividores, similares a todos los demás de otras jerarquías religiosas del mundo. No admito que tantos supuestos “progresistas” toleren y justifiquen como correcta una plutocracia como la de los Lamas y critiquen a la iglesia católica. Son iguales. Los Lamas mantuvieron durante siglos un régimen feudal en el Tibet. Como toda teocracia que se respete, incluía castigos físicos y penas de muerte, sin mucha diferencia con los Talibanes, por ejemplo.

No había elecciones, los monjes mandaban en nombre del budismo y punto. Ni crean que las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres. De hecho el propio Dalai Lama ha declarado que no hay nada de incorrecto en acudir a los servicios de una prostituta siempre y cuando no pague un tercero los servicios. Eso si, como buena teocracia, el sexo oral, anal y la masturbación, son considerados incorrectos. La doble moral de siempre.

El Dalai Lama es un farsante, como todos los líderes religiosos. Un hombre dedicado a las relaciones públicas y al redituable negocio de lavar las culpas espirituales de los ricos, de los necesitados de una fe ligera y que se acomode a sus banas necesidades en las que todo se puede comprar, incluyendo espiritualidad y sabiduría. No es el mismo el budismo que practica Richard Gere que el que obligan a practicar a un pobre en una dictadura budista como la de Sri Lanka. De hecho los Lamas también se han encargado de perseguir ferozmente a los seguidores de una secta budista tibetiana, seguidores de Dorge Shugden, que el Dalai prohibió, con muertos y toda la cosa. Además que el muy pacifista Dalai, apoyó el derecho de Pakistán y la India a construir armas termonucleares y recibió donativos de la secta de la Suprema Verdad, que realizó un ataque terrorista en Tokio con gas sarin y recibió personalmente a su líder, Shoko Asahara. Por cierto, para desgracia de Richard Gere, Steven Seagal, se mochó con un donativo suficiente para que el Lama lo declarara Turku o lama reencarnado. ¡Salúd! Por cierto todo esto está documentado por el periodista y campeón de los políticamente incorrectos, Christopher Hitchens, en su libro God is not good.

Nadie que se diga defensor de los derechos humanos o de la democracia puede apoyar a un estado teocrático en dónde las personas quedan a merced de una clase política resguardada en sus interpretaciones de la fe. El Tibet tiene tanto derecho a ser libre de China como de la teocracia criminal del Dalai Lama.

¡Liberen al Tibet y que chingue a su madre el Dalai Lama!

Posdata: Otro crimen de este señor es ser responsable del retiro musical de Leonard Cohen y de la ñoñez actual de los Beastie Boys, sólo por eso lo deberían de colgar de los huevos.


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DI NO A LOS LAMAS

Sunday, April 06, 2008

Sin Alternativa

Por Jorge E. González Ayala

Desde el año 2000, decepcionado del PRD, que voto por los partidos “social demócratas”. La necesidad de una alternativa de izquierda seria y real (actualmente el PRD no es más que un PRI de cuarta categoría), se impone en un país de larga tradición progresista como el nuestro. La gran diferencia entre México y otros países latinoamericanos es que aquí ganaron los liberales en el siglo XIX. Esto nos otorgó una tradición republicana que sospecho nos liberó de las dictaduras militares del siglo XX. Así, mucho vimos con buenos ojos los intentos por gestar un partido social demócrata. El primer intento, liderado por un viejo comunista y luchador social como Gilberto Rincón Gallardo, no logró su registro en las elecciones del 2000. Después, ocurrió un primer síntoma de que esta izquierda no lograba quitarse los atavismos históricos, se escindieron. Para las siguientes elecciones dos partidos socialdemócratas buscaron su registro: Fuerza Ciudadana y México Posible. Pocos pero sectarios como siempre, si juntos no habían obtenido el registro, separados seguramente era mejor estrategia. Por azares del destino, tuve oportunidad de conocer al presidente de Fuerza Ciudadana, Jorge Alcocer. Un amigo me llamó para que les propusiéramos una campaña de medios. Nuestro diagnóstico era que su carta fuerte para conseguir el registro era aprovechar los tiempos oficiales en televisión y radio con una fuerte campaña de spots dirigidos a los jóvenes. Le presentamos una serie de propuestas creativas de lo qué creíamos generaría un impacto entre éste sector del electorado. Su respuesta es que estaba muy bonito, pero no había dinero. Ah caray, pensé yo, cómo no va haber dinero si a los partidos les dan muchos millones de pesos del erario público precisamente para que hagan campaña. Supongo que por alguna razón tenía un compromiso con mi amigo y acabamos haciendo un spot en animación 2-d, de quince mil pesos bastante pobre visualmente y sin posibilidades causar impacto alguno. Cuando salí de sus oficinas y observé las varias camionetas Astek nuevas con el logotipo del partido me indigné. No tenían la menor intención de lograr el registro, sólo era un negocio que les permitiría gastar muy buen dinero de nuestros impuestos y a parte, en automóviles de evidente mal gusto. Que sean avorazados no me sorprende, ¿pero por qué tienen que ser tan nacos? Luego una buena amiga me comentó el sueldo de seis cifras que recibía un familiar de Jorge Alcocer por levantar el registro fotográfico del partido y terminé de confirmar mis sospechas. Voté por México Posible y ninguno de estos partidos consiguió su registro.

Para el 2006 se anunció otro intento de esta llamada social democracia, esta vez con el nombre de Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina. Había varias reconocidas personalidades de sectores progresistas involucradas. Pero otra vez desde el principio se vio que el proyecto nacía dividido e inestable. El ala campesina del partido, tal parece priistas de viejo cuño, deseaba literalmente venderle la candidatura a la presidencia al Dr. Simi. Las otras dos alas, la del feminismo representada por Patricia Mercado y la de la “socialdemocracia” representada por Alberto Begné cerraron filas para evitar el golpe de estado y el fin de la posibilidad de un partido con propuesta política en vez de uno de mercenarios. Salió el ala campesina, se salvó el proyecto, pero se veía debilitado. Llegaron las elecciones y me llamó la atención la campaña tan deslucida, más a sabiendas de que el hermano de Alberto Begné es un reconocido publicista. Otros que ni siquiera intentarán lograr el registro y se embolsarán unos millones, pensé. Pero entre el desprestigio del PRD del que ya muchos estábamos hartos al igual que de su candidato AMLO y un carisma natural de la candidata Patricia Mercado, el Partido Alternativa Socialdemócrata, consiguió su registro contra todos los pronósticos.

Muchos recibimos con gusto la noticia. Tal vez ahora si habría la oportunidad de ver nacer una verdadero partido de izquierda. Con el registro llegó también el dinero y por supuesto la ambición. Muchos allegados al partido me contaban los problemas al interior. Efectivamente, no era miel sobre hojuelas. La carismática Paty está casada por ejemplo, con un sindicalista de viejo cuño de la CFE. A ella le escuché decir que lo primero que hizo cuando obtuvieron su registro fue comprarle una camioneta a su mamá. Algunos pensaran que es una buena hija. A mi me pareció en principio la declaración de una persona estúpida, pero sobre todo me dejó claro que las prioridades eran monetarias y materiales más que ideológicas. Ni modo, eran seres humanos como todos. Sin embargo ahí no paraba la cosa. Me contaban de las diferencias entre Mercado y Begné. Unos decían que Mercado más parecía querer administrar una ONG que un partido político. Otros me decían que Begné quería convertir al partido en uno más que intercambia alianzas por prebendas. Total que estaban de pleito y por dividirse.

Todavía en una reunión un amigo me dijo que realmente estaba a punto de tronar el asunto, que Begné era un gangster al viejo estilo priista. A sabiendas de que las pasiones se desbordan, tomé el comentario con escepticismo. Le dije a mi amigo que a ver cómo le hacían para permanecer unidos porque si no, yo ya no iba atener por quién votar en las elecciones. Me dijo que no había remedio, que era un hecho la escisión, o ellos o nosotros, creo que fue lo que me dijo.

A los pocos días fue la famosa asamblea de los porros. Con los antecedentes que me dio mi amigo sobre Begné me quedó claro quién había armado el operativo. Lástima porque yo, como electorado común y corriente, confiaba en él. Además, ahora resulta que Miguel Ángel González Compeán es de izquierda, cuando ha sido un priista hasta la médula de los huesos, y de los chafas. Luego cuando leí la respuesta de Begné en Reforma, confirmé mis dudas, aquellos que apelan salvaguardar su honor ante su familia, tratan de desviar la atención queriendo hacerse pasar como víctimas de sus propios victimarios. La doble moral de siempre.

Ahora pude ver los videos de la asamblea y el periódico Reforma ya nos detalló quienes eran y cómo operan los porros que contrató Begné para sacar a sus opositores a chingadazos. Qué forma de sacar el cobre. Se acabó nuestra ilusión de tener un partido de izquierda moderna y comprometida con las ideas. Se la cargó el carajo la ambición. Ahí está uno de los cánceres de nuestra democracia, la gran cantidad de dinero que se le da a los partidos. Por ese dinero es el desgreñadero en el PRD, no por cuestiones ideológicas. Por ese dinero los que parecían nuestra izquierda rosa y decente acabaron mostrándose turbios y oscuros Por 130 millones de pesos anuales para un partido político que con estos hechos ha perdido toda razón de ser.

No tengo por quién votar las próximas elecciones. Por el momento, los que somos de izquierda, nos quedamos sin ninguna alternativa.